Medios de comunicación
Por la Paz en Oriente Próximo y el respeto a los Derechos Humanos en Gaza
El Supremo Consejo Masónico de España, suscribe el contenido del comunicado del EMe.

Las organizaciones masónicas adogmáticas y liberales de España, unidas en el Espacio Masónico de España, que incluye a la Gran Logia Femenina de España (GLFE), la Gran Logia Simbólica Española (GLSE), la Federación Española de la Orden Masónica Mixta Internacional «El Derecho Humano» y el Gran Oriente de Francia en España (GOdF), elevamos nuestra voz para pedir la paz en Oriente Próximo y el respeto a los Derechos Humanos en la franja de Gaza.
Comprometidos con la inquebrantable fraternidad universal, instamos a la comunidad internacional y, de manera particular, al Gobierno de Israel, a que pongan fin a la escalada de violencia que está teniendo lugar, garantizando el respeto irrestricto de los Derechos Humanos para la población de Gaza. Su situación, cada vez más precaria, exige una intervención urgente para detener el horror que actualmente estamos presenciando.
No olvidamos la brutal masacre terrorista perpetrada contra la población civil israelí el 7 de octubre de 2023 por la banda terrorista Hamas, que condenamos con la máxima firmeza: Sin embargo, desde hace tiempo, nos inquieta profundamente la desproporción de los medios militares empleados por el gobierno de Israel contra la población civil de la banda de Gaza, motivo por el cual pedimos firmemente que cesen esos ataques hacia las víctimas inocentes que, aquí como en cualquier otro lugar, son siempre niños, mujeres y hombres atrapados sin piedad en las garras de este conflicto devastador. Cada día que transcurre, parece alejar aún más a los pueblos de la región de la anhelada esperanza de una existencia digna, libre y segura.
Ante esta sobrecogedora tragedia humana, asumimos nuestra responsabilidad moral, como actores y actrices firmemente comprometidos con la paz, para reafirmar los principios inmutables que deben guiar cualquier iniciativa destinada a superar esta crisis:
• El respeto incondicional e irrestricto a la vida humana.
• El rechazo absoluto a toda forma de terrorismo, de venganza ciega o de castigo colectivo.
• La imperiosa necesidad de proporción y justicia, pilares fundamentales para la construcción de una paz duradera.
• El reconocimiento intrínseco de la dignidad y los derechos de todos los pueblos involucrados, sin discriminación alguna.

Ningún proyecto político, ninguna reivindicación identitaria, religiosa o ideológica, ninguna lógica militar, por arraigada que sea, puede justificar jamás el exterminio de poblaciones, la negación flagrante de sus derechos fundamentales o la banalización de su inconmensurable sufrimiento. Es imperativo actuar con urgencia; la situación de los habitantes de Gaza, de sus niños, mujeres y ciudadanos inocentes, ha alcanzado límites intolerables.
La paz jamás se erigirá sobre un lecho de ruinas, de odio o de humillación. No germinará de la dominación ni de la exclusión, sino que florecerá del reconocimiento mutuo, del diálogo sincero y de la voluntad compartida de tejer juntos una nueva historia, liberada de las opresivas cadenas del pasado.
Hacemos un llamamiento a los responsables políticos, religiosos y civiles para que detengan esta espiral de violencia y trabajen incansablemente por la reanudación de un diálogo creíble. A la comunidad internacional, le imploramos que asuma plenamente sus responsabilidades para garantizar el respeto del derecho internacional humanitario y propiciar soluciones duraderas y equitativas mediante el reconocimiento de dos Estados, lo que constituiría una sólida garantía para la paz. Y a los ciudadanos y ciudadanas del mundo, les pedimos que rechacen los discursos de odio que dividen, las generalizaciones simplistas y el aislamiento comunitario, y que hagan resonar en cada rincón la voz de una solidaridad profunda, cimentada en nuestra humanidad compartida.
Creemos firmemente que, incluso en la oscuridad más densa, es posible trazar caminos hacia la paz. Estos caminos exigen valentía inquebrantable, una escucha atenta y empática, un respeto profundo y la convicción arraigada de que la fraternidad no es una utopía, sino una urgencia vital. Porque allí donde el odio echa raíces, tenemos el deber ineludible de llevar la luz. Allí donde el olvido amenaza con engullir, tenemos el deber sagrado de recordar la humanidad inherente a cada ser. Y allí donde se destruye sin piedad, tenemos el deber inquebrantable de construir.
Para nosotros, las Obediencias firmantes, resulta impensable elegir entre las nacionalidades o comunidades afligidas por la desgracia; porque cuando un niño, una madre, un padre, un familiar o un amigo sufre, es nuestra Humanidad común la que se estremece; porque el valor fundamental que nos une es la igualdad intrínseca entre todos los seres humanos.
Por todo ello, exigimos el cese inmediato de los bombardeos sobre la población de Gaza y el restablecimiento urgente del suministro de agua, alimentos, atención médica y electricidad para sus habitantes. Demandamos la liberación inmediata de los rehenes retenidos por Hamás. Y, con vehemencia, reclamamos el restablecimiento de una paz duradera en esta región, donde los pueblos no han cesado de sufrir.
Anhelamos el día en que los niños de Jerusalén, Gaza, Tel Aviv y Ramala puedan, por fin, estrecharse las manos; para que la paz deje de ser un sueño lejano y se convierta en una obra construida por todos, una realidad compartida.
Nosotros, los masones y masonas del Espacio Masónico de España, hacemos un llamamiento contundente para retomar el camino de la fraternidad.